jueves, 20 de diciembre de 2012

Sobre otras formas de afrontar el alzhéimer

Terapias sin drogas

Especialistas norteamericanos llaman “intervenciones psicosociales” o “terapias sin drogas” a las alternativas que buscan combatir la pérdida de memoria a la par de los tratamientos farmacológicos convencionales. Esta nueva tendencia -cuenta Mona Johnson en The Tangled Neuron- apunta tanto a personas con problemas de memoria como a cuidadores, y consiste en alentar el ejercicio físico, la educación y contención del cuidador, la estimulación cognitiva, la músicoterapia, la terapia de la reminiscencia, el repaso de actividades cotidianas.
“Las intervenciones psicosociales pueden marcar una gran diferencia”, sostiene la doctora Mary Mittelman. Esta investigadora del Departamento de Psiquiatría en la Universidad de Nueva York es una de los 22 profesionales que decidieron analizar en forma sistemática terapias libres de drogas para evaluar su efectividad.
El equipo encontró más de 1300 estudios entre 26 tipos de tratamiento y analizó los 179 considerados de mayor calidad. Entre ellos, un programa de educación y contención para el cuidador, que consigue extender el tiempo que un paciente con Alzheimer permance en su casa antes de ser internado en algún geriátrico.
Es cierto que la calidad de las evidencias decrece cuando se trata de probar que el mismo programa puede mejorar la memoria, el humor, la conducta, las funciones del enfermo. Pero los investigadores sí dan cuenta de otras intervenciones psicosociales que sugieren -por un lado- que la estimulación cognitiva:
 
1) Mejora la memoria y el razonamiento de personas con demencia; 
2) Disminuye los problemas de conducta;  
3) Aumenta la habilidad para realizar actividades cotidianas.

Por otro lado, estos académicos también piensan que el asesoramiento de profesionales a domicilio puede mejorar la calidad de vida del cuidador y del enfermo.
En su post, Mona explica que es difícil sacar conclusiones absolutas sobre estos estudios porque no todos se rigen por la misma medida de efectividad. Además, como suelen combinar distintos tratamientos, cuesta determinar qué partes precisas de tal o cual combinación es la más efectiva.
Los investigadores no encontraron evidencia suficiente que pruebe la eficacia de estas terapias aplicadas de manera aislada, incluidas la estimulación eléctrica transcutánea, el ejercicio físico, los masajes, la terapia de reminiscencia, la de recreación, el uso de luces, la estimulación multisensorial, la psicoterapia. Sin embargo, algunas de ellas formaron parte de algún tratamiento que sí resultó.
En su reporte, el equipo de especialistas subraya que esto no significa que dichas terapias no funcionen. En cambio sí significa que hace falta estudios más amplios, mejor diseñados y actualizados.
Los tratamientos sin drogas son dignos de una mayor atención. Primero porque los beneficios para los pacientes y sus familiares podrían ser significativos; segundo porque, en su mayoría, estas intervenciones cuestan menos que los medicamentos (de hecho piden más tiempo que dinero).
“Nuestro trabajo sugiere que el Alzheimer empieza a desarrollarse años antes de la aparición de síntomas”, dice la Dra. Mittelman. “A partir de cierta edad, la prevención deja de funcionar y el tratamiento es la única posibilidad. Ante la falibilidad de las fármacoterapias, pocos hablan del acierto de algunas intervenciones psicosociales”.
Tal como sostiene Mona, quizás este nuevo análisis académico estimule el debate y más investigación sobre los tratamientos sin medicamentos.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Diabetes y alzhéimer

Un fármaco contra la diabetes podría recuperar neuronas dañadas por el alzhéime
20 de Diciembre de 2012
alzheimerUn equipo de científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Alberta (Canadá) ha publicado recientemente un artículo en The Journal of Neuroscience en el que analiza el tejido cerebral de modelos animales de la enfermedad de Alzheimer para poner a prueba su capacidad de memoria.
Cuando las células recibían sacudidas eléctricas, estas “recordaban” la experiencia. Mediante este método, se evaluaba la capacidad de memorizar de las neuronas. Las células de cerebros afectados por Alzheimer no reaccionaban a las descargas eléctricas, sin embargo, cuando se les administraba el fármaco AC253, las células afectadas por Alzheimer reaccionaban a las descargas eléctricas del mismo modo que las células sanas.
Los investigadores creen que esto se debe a la capacidad de AC253 de bloquear la proteína amiloide. La acumulación de estas proteínas en el cerebro podría la causa de la enfermedad de Alzheimer. AC253 fue diseñado para bloquear la acción de la proteína amilina, la cual es producida por el páncreas de los enfermos de diabetes.
 Por otra parte, los investigadores observaron que el fármaco AC253 tenía dificultades para superar la barrera hematoencefálica, por lo que un hipotético medicamento que emplease el principio activo de AC253 debería ser capaz de superarla.
El director del estudio, el profesor Jhamandas, afirmó que si las pruebas seguían siendo positivas, los ensayos clínicos podrían comenzar en un plazo de cinco años, aunque hizo hincapié en que antes de pasar a realizar ensayos clínicos serían necesarios experimentos adicionales.